Me asome por la ventana y el sol se había difuminado, ya no quedaba nada de los resplandecientes rayos de aquella tarde, de ese instante, en esa hora, la hora azul.
El momento entre el crepúsculo y el anocecher.
Estabamos sentados sobre el cesped de aquella inclinada colina, sus brazos rodeaban mi cintura y podía notar su corazón calmado, como su respiración firme y lineal.
Aquello era todo lo que necesitaba; y en el último instante, cuando el sol iba a desaparecer hasta el nuevo amanecer giró su rostro hasta encontrar mis pequeños ojos oscuros, sus despreocupados cabellos cayeron sobre sus ojos, a contraluz, mirandome como si fuera un ángel y yo su ansiada presa; de repente, la corbatura de sus labios se amplió hasta desenfocar en una sonrisa burlona acercandose hacia el carmin de mis labios.
Los recuerdos jamás desaparecen, así que cerré las ventanas y me dirigí nuevamente hacía mi cama, me metí debajo de las sabanas y un dulce aroma a melocotón inundó mi cuerpo de calma y paz estrechandome contra su cuerpo ardiente, fugaz.
Por: Sadi Wolf
Hoy-> Kings of leon, sex on fire.
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